miércoles, 17 de noviembre de 2010

PARA ANALIZAR HOY! !!! NO MAÑANA

Se esta “nutriendo” con el abuso del  fast food????
Hamburguesas, salchichas y papas fritas acompañadas de salsas diversas mayonesa, mostaza, ketchup, pizzas, pinchos de carnes adobados, fritos de todo tipo y muchos otros.....
El consumo de este tipo de comida no supone ningún inconveniente para la salud siempre que no se convierta en un hábito, ni sustituya a alimentos básicos. Pero lo que está ocurriendo es que cada vez más personas los incluyen como base de su dieta, sin ser conscientes de los peligros nutricionales que ello conlleva trasmitiendo este tipo de costumbres en igual proporcion a los propios hijos que les promueve  una alarmante continuidad en el descuido de la alimentacion proyectada a la salud.
Excesiva energía Con tan sólo una comida fast food se ingiere más de la mitad de la energía diaria necesaria. Si a ello añadimos la energía aportada por el resto de comidas del día, el contenido energético de la ingesta total se dispara y se favorece el exceso de peso.
Demasiada grasa y colesterol  Las grasas saturadas -en exceso tienden a aumentar los niveles de colesterol en sangre- y el colesterol son abundantes en estos productos debido a las salsas a base de huevo, mantequilla, nata, manteca y otros ingredientes grasos que se emplean en su elaboración, y a los aceites de coco y palma que se usan en la fritura.
Digestiones difíciles  En la mayoría de las ocasiones los alimentos están fritos, empanados o rebozados, por lo que se enriquecen en grasa, que calentada resulta aún más indigesta.
Abundantes aditivos  En general, estos productos contienen más sal que los que se preparan en casa, en parte porque el sodio se utiliza como conservante. Además, para conseguir el aspecto deseado en cuanto a color, olor, sabor y textura llevan añadidos conservantes, colorantes, antiapelmazantes, estabilizantes, etc. Estos platos suelen incluir condimentos fuertes o aditivos que potencian el sabor y que estimulan el apetito y, con el tiempo, alteran la percepción del sentido del gusto y crean hábito.
Alternativas saludables
Fast food no significa, necesariamente, comida basura. Una selección adecuada de alimentos y una correcta frecuencia de consumo pueden hacer de una comida rápida una propuesta original, equilibrada y saludable.
Comida rápida en casa…
Si no disponemos de tiempo o nos da pereza cocinar, solemos recurrir a la comida rápida. Aunque no es recomendable abusar de ella, cuando la preparamos en casa al menos conocemos con seguridad la calidad y la cantidad de los ingredientes utilizados. La clave está en incluir en el menú otros alimentos que complementen en nutrientes la comida, con el fin de elaborar una comida rápida equilibrada y nutritiva.
Pizza con ingredientes magros (quesos, jamón, atún al natural, pollo, pavo, ternera…) y vegetales (tomate, cebolla, pimientos, champiñones, alcachofas, espinacas, calabacín, berenjena, etc.), ensalada y fruta.
Hamburguesa (de ternera o de pollo) a la plancha con loncha de queso poco graso, ensalada, patatas asadas o cocidas (y no siempre fritas), pan integral y fruta.
Bocadillo de salchichas de pavo con tomate frito, poca mayonesa, ensalada y zumo.
Patatas fritas menos grasas: asarlas en el microondas unos minutos y saltearlas con poco aceite para que se tuesten. Si están fritas, extenderlas sobre papel de cocina para que pierdan el exceso de aceite.
Refrescos menos energéticos: escoger la versión light, o mejor, sustituirlos por agua o zumo.
Fast food fuera de casa…
Si se come fuera, las posibilidades de elección tienden a ser limitadas, aunque hay sitios de comida  que han comenzado a ampliar su oferta incluyendo alimentos más saludables: ensaladas, frutas, yogures…

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